Padre Vittorino es un Padre Agustino que gracias a su experiencia tiene mucho que contar. En ocasión del día de San Valentín, hemos recopilado sus pensamientos sobre el amor, no solamente el amor entre parejas, sino también el amor católico, que puede acercarnos a Dios, que nos guía en nuestras acciones cotidianas y que permite al otro entrar en nuestra vida.
«¿El amor? San Agustín decía Dilige et Quod Vis Fac, Ama y haz lo que quieras».
Padre Vittorino
¿Qué nos Enseña la Biblia sobre el Amor?
Una parte fundamental de la Biblia en la que se habla de amor es el Cantar de los Cantares. El libro cuenta del amor entre un chico, Salomón, y una chica, Sulamita, y es, por excelencia, el Cantar del amor humano. El mundo cristiano siempre ha leido este libro en dos direcciones: el amor que Dios lleva a los seres humanos y el amor humano.
El primer tipo de amor es el que hizo que Dios mandara en la Tierra su hijo, Jesús Cristo, para ayudar a los hombres en dificultad y demostrar su cercanía.
El segundo, está en la delicadeza del amor que Dios lleva a la humanidad. No se trata simplemente de un sentimiento instintual entre los hombres, un hombre y una mujer o entre amigos, que los guía hacia la búsqueda del bien.
El amor humano es resultado de la voluntad de los humanos, que los guía hacia el amor y el ser queridos. El amor es paciente, nunca celoso, todo cubre y todo perdona.
El amor requiere donar y cuando lo hacemos entramos en conexión con el otro.
Nuestra existencia está modulada por el amor que llevamos en nuestro corazón y por lo que recibimos.
¿Cómo el Amor Católico Podría Mejorar el Mundo?
El amor que Jesús Cristo enseñó a los hombres crea relaciones de caridad. Según San Agustín “la caridad nunca deja de ser, se mueve constantemente”. Cuando queremos a alguien, siempre nos enfocamos en cómo gustarle, cómo echarle una mano, cómo apoyarlo. San Agustín nos enseña a amar y hacer lo que queramos; si queremos como nos quiere Cristo, solo podemos hacer bien a una persona.
Hoy en día nos encontramos en un momento histórico en el cual muchas razones nos llevan a estar solos, sin relacionarse con los otros. Hay menos matrimonios, pocas parejas, muchas se dejan, echamos mucho tiempo en solitud. Este no es amor.
El amor es capaz de crear aquella comunión entre uno y otro que los vuelve, como dice San Agustín, “un corazón solo, un alma sola”.
Deberíamos educar la juventud a este tipo de amor, para no oír jamás las tristes historias de crónica, debidas a celos y posesión. Nuestra fragilidad como hombres nos puede llevar a faltar a veces, pero si no ayudamos a quien queremos en su momento de fragilidad extrema, ¿cuándo lo hacemos? Los fuertes celos no garantizan un gran amor, sino un amor forzado o una falta de amor detrás.
San Agustín describe la relación entre hombre y Dios como una relación de amor.
Cuando en el Cantar de los Cantares se habla de una chica que no quiere pasear sin el apoyo de su novio, aquella chica representa la alegoría de la libertad del ser humano, que nunca quiere andar sola sino siempre apoyada al amor de Dios.
De esto necesitamos para mejorar el mundo.
¿Cuáles Gestos de Amor nos Pueden Acercar a Dios?
El amor es un camino lleno de dificultades y los humanos están en continua búsqueda de estabilidad en la vida. Nos podemos acercar más a Dios, ayudando a quien más lo necesite.
A este respecto, voy a compartir mi experiencia personal.
Era muy joven, vivía en Alemania por estudio. Paseaba de noche cuando me encontré con un jovencito al cual dije que era un Padre Agustino. Hablamos mucho sobre las Confesiones de San Agustín hasta que él me contó algo muy particular de su vida: quería casarse con su novia que tanto quería, pero ella no creía en Dios y esta diferencia entre ellos le generaba inseguridad, no sabía si casarse habría sido la cosa más justa.
Le aconsejé el diario de Edith Stein y de empezar a hacer algo para los otros, para quien necesitaba más ayuda que él. Le invité, junto con la novia, a hacer algo juntos como suportar los proyectos en Etiopía de los padres Agustinos alemanes.
Esto porque las heridas que llevamos en nuestro corazón no tienen que ser ampliadas, sino curadas con una reconciliación interna, con gestos de caridad, porque es así que nuestro corazón se modela. También la ruptura de una relación es parte de la vida: “queríamos crecer juntos, no pudimos, lo intentaremos otra vez”.
La cosa más importante es no quedarse con la reivindicación dentro, sino con la reconciliación, y quizás la vida nos bendecirá y podremos acercarnos a Dios.
¿El Amor se Busca o Viene Solo?
Cada uno de nosotros que se enamora entra en la famosa “Crisis del sujeto”. Esto pasa cuando empezamos a tomar consciencia de nosotros mismos, cuando otra persona entra en nuestra vida. Este evento permite el nacimiento de una nueva consciencia. Cuando alguien toma parte de nuestra vida, empezamos un camino juntos, jamás estamos solos, sino pasamos por una “crisis” creada por la entrada de otra persona en nuestra vida.
El amor viene solo, nace solo cuando alguien entra en nuestro corazón. Cada uno de nosotros no se entiende a sí mismo hasta cuando no tiene alguien dentro de sí, que sea una persona, una vocación, Jesús Cristo, un pobre.
El mismo San Agustín tuvo esta experiencia en Milán, poco antes de que San Ambrosio le bautizara. Él que se definía un intelectual sine corde (sin corazón), conoció el amor de Dios cuando se encontró con un borracho feliz, y reconsideró su camino.
Cuando alguien entra en nuestra vida, es importante tomar el camino adecuado y preguntarse con cuál dimensión relacionarse con la nueva persona, la que ha generado una “crisis” en nosotros, creando entonces una nueva consciencia.
Padre Vittorino y Alessandra Savelli, jefa de Savelli Religious
¿Qué es el Amor Según el Padre Vittorino?
Mi educación se remonta a las lecciones de San Agustín y esta es mi manera de portarse todos los días. Sigo sus enseñanzas, su “Ama y haz lo que quieras”, porque de verdad puedes hacerlo cuando quieres. Nunca vivo ni un día sin amor.
En latín es Dilige et Quod Vis Fac, es una frase presente en el comentario a la Primera Epístola de San Juan Apóstol. Quien quiere de verdad, solo puede crear algo bueno.
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