El perdón es una de las principales enseñanzas inscritas en la Biblia. Con el perdón, somos capaces de restablecer relaciones con las personas que nos dan lastimas. A veces, sin embargo, es difícil pasar por alto los agravios que hemos sufrido, pero sabemos bien que cuando tenemos fe, todo es posible.
Descubre cómo la fe puede ayudarnos a perdonar a los demás y no guardar rencor.
Olvídate de la venganza y sigue siempre el camino luminoso de Dios.
El perdón es una demostración de fe
Hay una gran diferencia entre decir "te perdono" y "no te preocupes" cuando alguien nos pide disculpas por un mal que nos ha hecho. "No te preocupes" está bien como respuesta a ofensas menores o disputas, pero los asuntos más serios requieren un verdadero perdón. ¿Por qué el perdón se puede considerar entonces una declaración de fe?
Recuerda bien la vida de Jesús.
¿Recuerdas cuáles eran los planes del Señor para Su único Hijo?
Dios lo envió a la tierra para darnos vida y salvación eterna, mediante el sacrificio de su querido hijo.
A pesar de la traición de Judas Iscariote, Jesús perdonó a su discípulo traidor y a sus verdugos, aceptando la voluntad del Padre Eterno, Dios Todopoderoso. De esta manera, si Jesús ha perdonado una traición que lo llevó a la muerte, también nosotros, a nuestra pequeña manera, podemos perdonar los insultos que un ser querido nos puede hacer, incluso sin quererlo. Por eso, el perdón se considera un acto de fe, porque nos conecta directamente con las enseñanzas de Jesús.
Por lo tanto, hagas siempre lo mejor que puedas: seas misericordiosos como Jesús y perdones a quienes te haya defraudado o haya hecho algo desagradable contigo. La verdadera fe católica comienza con el perdón.
Estés abierto a la escucha y al perdón
En el transcurso de la vida, puede ocurrir que te equivoques, que cometas errores o actos injustos y que ofendas a alguien. Después de todo, somos humanos y por lo tanto no somos seres perfectos.
Lo importante es siempre darnos cuenta de esto, hacer un examen de conciencia y reconocer dónde nos equivocamos. Una vez admitidas nuestras faltas, ya estaremos a mitad de camino. Por lo tanto, cuando alguien se equivoque contigo, acepta sus disculpas, especialmente si son sinceras y vienen de su corazón.
Aunque a veces nos hagamos daño, lo importante es recordar siempre el amor que sienten nuestros seres queridos por nosotros, incluso cuando cometen errores y nos hacen daño.
El ser humano está por su naturaleza destinado al pecado, al error, pero también a la redención y al perdón. Por eso, nunca cierres las puertas de tu corazón, no construyas un muro infranqueable entre tú y la persona que te ha ofendido, porque en su corazón hay arrepentimiento y el deseo de hacer las paces contigo.
Siempre estés abierto a la confrontación, el perdón y la compasión.
Reza por los que te han lastimado
Muy a menudo, cuando nuestros seres queridos cometen errores, ni siquiera se dan cuenta. Sin embargo, puedes ayudarlos a través de la oración, para que tomen conciencia de los errores que han cometido, de las ofensas y del peso de sus palabras. Rezar por alguien es uno de los actos de amor más grandes y poderosos.
Reza por los que se equivocan, para que encuentren el camino recto y caminen por el sendero luminoso del Señor.
Para tus oraciones, puedes utilizar una de nuestras herramientas de oración, como este maravilloso rosario con cuentas de ágata azul, el color por excelencia del perdón y la armonía.
Oración para perdonar a quién te hace daño
Dios mío, el sufrimiento que se padece cuando la ofensa llega a nuestras vidas es fuerte. Yo, Señor, he vivido con el daño que otros me han causado. Me han sucedido, Padre bendito, cosas malas que otros han hecho para dañarme, eso me ha hecho experimentar mucho dolor.
Quiero perdonar, Padre de bondad, quiero ser mejor cada día y despojarme de todas las cargas. Quiero olvidar las ofensas que antes han podido dañarme y ser un peso en mi vida solamente. Te pido, Dios mío, que me ayudes a perdonar. Te pido que me ayudes a olvidar.
Como yo, Padre de amor, hay tantos hermanos y hermanas míos en el mundo que necesitan liberarse del pesado yugo del rencor. Que no haya en sus vidas espacio para el resentimiento, Tú, Señor, sabes que sólo es feliz aquél que perdona y olvidar y lleva siempre en su interior amor
para los demás.
Amén.
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