La metáfora probablemente sea la figura retórica más eficaz para explicar y describir un concepto complejo de forma sencilla e interesante. Utilizada en las escrituras religiosas, la metáfora del Buen Pastor es una de las más conocidas y significativas de toda la doctrina cristiana. Aquí te explicamos de donde viene.
Como sabemos, el símbolo del Buen Pastor ha sido elegido por el Papa Francisco para que le acompañase a lo largo de todo su mandato, lo que queda demostrado de manera ejemplar por su Cruz Pectoral. Vamos a ver cuáles son los orígenes de esta imagen.
Normalmente, relacionamos esta famosa figura con la imagen de Jesucristo, el cual nos ha guiado a través de la oscuridad de la ignorancia e del paganismo para conducirnos hacia la verdad y la fe. Jesús nos ha enseñado la doctrina de Dios narrándonos historias, las llamadas parábolas. Una de ellas es la parábola de la oveja perdida, cuya enseñanza moral consiste de tres fases: la pérdida, la búsqueda y la alegría. La oveja perdida simboliza al ser humano perdido y al que el Buen Pastor reconduce al buen camino. La lógica de esta lección es tan simple cuanto genial: el sabio pastor busca al que se ha extraviado, no porque sea bueno sino porque se ha perdido y necesita de su guía espiritual.
Leamos estas palabras de Jesucristo, relatadas por Juan el Apóstol.
14 Yo soy el buen pastor y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,
15 Así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.
16 También tengo otras ovejas que no son de este redil; a aquellas también debo traer, y oirán mi voz, y habrá un rebaño y un pastor.
Juan 10:14-16
Si te encanta este símbolo tanto como a nosotros, echa una ojeada a nuestros artículos religiosos dedicados al Buen Pastor. Que su guía no te deje perder el buen camino.