Pedro y Pablo tienen mucho en común. Para empezar, los dos sufrieron el martirio en 67 d.C. bajo el reinado del feroz emperador Nerón, de ahí que tienen una fiesta conjunta instituida ya alrededor del año 258.
Por un lado, Pedro está descrito en el Nuevo Testamento como líder de los Apóstoles. Después de la Ascensión del Señor, él se convirtió en el primer Papa de la iglesia cristiana.
Por otro, la vida de Pablo se caracterizó por toda una serie de contradicciones. Considerado como uno de los predicadores más importantes del cristianismo primitivo — a veces incluso se le atribuye la ideación de la práctica cristiana — Pablo de Tarso fue fariseo y persecutor de los cristianos antes de convertirse al cristianismo. Su conversión sucedió camino de Damasco, cuando el futuro apóstol experimentó una iluminación, por así decirlo, en la que Jesús le instruyó en la predicación de su palabra por el mundo.
Los ciudadanos de Roma tienen especial aprecio a sus dos Santos, siendo ellos dos los pilares de la iglesia romana. La doble fiesta cae el día en el que los dos fueron ejecutados: Pedro fue crucificado cabeza abajo y posteriormente sepultado en el Vaticano, donde ahora está la Basílica de San Pedro; Pablo fue decapitado y se cuenta que su cabeza rebotando tres veces en el suelo generó tres fuentes. Para conmemorar este suceso fue erigida la Abadía de San Pablo en las Tres Fuentes.
Infiorata del 2018
En 1955, la ciudad de Roma dedicó una iglesia titular a los dos santos, llamada Iglesia de los Santísimos Pedro y Pablo en Vía Ostiense. Ubicada en el barrio EUR, a las afueras del centro histórico, fue consagrada en 1966.
La Fiesta de San Pedro y San Pablo en el Vaticano
El 29 de junio la capital italiana entra en torpor. Mientras que la mayoría de las tiendas se toman un día libre por fiesta regional, toda la vida capitolina confluye en el Vaticano, que por un día se convierte en el corazón palpitante de Roma.
La festividad de los dos Patronos se celebra en la Santa Sede con la Misa del Palio. El palio es una insignia pontifical, básicamente una faja de lana blanca, que el sumo pontífice concede a los arzobispos recién designados durante dicha Misa, encomendándoles así de forma oficial la tarea de predicación. Otro momento importante de esta solemnidad es la decoración con los paramentos sacros de la estatua de San Pedro en la Basílica Vaticana.
Además, no te puedes perder la cuatricentenaria tradición de la Infiorata, que convierte la Via della Conciliazione en un espectáculo floral: se despliega una alfombra decorada con imágenes de la historia cristiana a lo largo de todo el día.
El día de San Pedro y San Pablo se concluye felizmente en el Castel Sant’Angelo con el tradicional y escenográfico castillo “La Girandola” que deja boquiabiertos a todos los que tienen la suerte de verlo. Desde su comienzo en 1481, este espectáculo inspiró a una multitud de artistas de todo el mundo.
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