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How to grow in humility and honesty

Cómo ser humildes y honestos

Humildad y Honestidad son dos grandes valores cristianos predicados por Jesucristo a sus discípulos y a los doce apóstoles. Ambas palabras derivan del latín: mientras Humildad deriva de humus, que significa tierra, Honestidad deriva de probitas, que significa rectitud, probidad y de honestas, que significa honor, reputación, dignidad, virtud, elevación. Si nos referimos a la humildad, probablemente habrás escuchado la expresión “tener los pies en la tierra”: esto se debe precisamente a su etimología.
Echemos un vistazo más de cerca a estas dos importantes virtudes, desde un punto de vista católico, y tres consejos para hacer crecer tu espíritu teniendo en cuenta estos dos valores cristianos.

¿Qué significa humildad?

Humildad significa estar en contacto con la realidad, orientarse adecuadamente hacia los demás sin ser egoístas ni altaneros. Las personas humildes son aquellas que saben rodearse de almas bellas, que nunca dejan a nadie atrás por ningún motivo. La humildad es muy importante en nuestra relación con los demás; nos ayuda a ser comprensivos, empáticos y abiertos al diálogo.

¿Qué significa honestidad?

La honestidad es una gran virtud a la que todos debemos aspirar. Ser honesto ayuda a los demás a confiar en nosotros, a abrir su corazón, a construir relaciones estables y duraderas. Jesús fue el más honesto de los honestos; nunca traicionó sus ideales ni a sus discípulos. Hasta el final, se mantuvo fiel a lo que eran los planes de Dios todopoderoso, aunque fuera a costa de su propia vida.

Consejo número 1: agradece a Dios y a tu prójimo

Pase lo que pase, sobre todo si es algo bonito y positivo, siempre agradece a Dios y a los demás que hayan podido provocar ese hecho en particular. Siempre dale crédito a quien sea que esté causando los buenos eventos que suceden en tu vida y nunca seas egocéntrico. Seguramente aprenderás a reconocer cuánto es útil la ayuda de Dios y de los demás para tu vida, para tu relación con el prójimo.
Si te equivocas, sé capaz de reconocerlo, de admitir que no eres infalible, porque equivocarse es cosa de los seres humanos; sólo Dios es perfecto. Sé capaz de admitir que no puedes saberlo todo, que no puedes sobresalir en todo, que siempre hay mucho que aprender, especialmente de aquellos que saben más que tú.
Ser humilde al mismo tiempo te ayudará a cultivar tu honestidad.

Consejo número 2: pide perdón si te equivocas

Darte cuenta de que has cometido un error es una señal de gran madurez. No solo es un acto que enfatizará tu humildad, sino que te hará moralmente más honesto a los ojos de los demás. Recuerda siempre pedir perdón y comprensión a las personas a las que has herido u ofendido. Notarás cómo cambiará su relación contigo y la forma en que te hablan. La gente empezará a confiar en ti, apreciará tu espíritu humilde y tu honestidad intelectual. Pide disculpas, como lo hizo Jesús en la cruz, pidiéndole a su Padre que perdonara a las personas que lo persiguieron y condenaron. En esa ocasión dijo: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen".

Consejo número 3: escucha a los otros

Poner a los demás primero es un gran gesto de humildad. Todos estamos muy acostumbrados y dispuestos a hablar de nosotros mismos, pero algunos no están muy dispuestos a escuchar. Te asombrarás de lo útil y hermoso que a veces es escuchar a los demás, sus necesidades, sus miedos y sus deseos. Así como Jesús puso la salvación de la humanidad y el plan de Dios por encima de todo, tú también puedes hacerlo en tu vida diaria. Sé humilde y honesto, contigo mismo y con los demás sobre todo.
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