Echa un vistazo al mapa de Roma y verás que está repleto de zonas verdes. Algunas de ellas están cerradas al público, otras son de acceso libre, pero cada una de ellas cuenta una historia diferente. Hoy te contamos la del Parque Savello.
Situado en la colina del Aventino — el más meridional de los siete montes de Roma — Parco Savello se conoce también como Giardino degli Aranci, o Jardín de los Naranjos. Su ubicación es verdaderamente única: se encuentra entre la famosa basílica de Santa Sabina del siglo V y los restos de lo que fue en otros tiempos la fortaleza de la familia Savelli. Además, a su lado también se halla el palacio de los Caballeros de Malta, que guarda la semisecreta cerradura desde cuyo ojo se ve la cúpula de San Pedro.
La Cúpula de San Pedro. Vista desde el Jardín de los Naranjos
El Parco Savello, la Basílica de Santa Sabina y el adyacente Clivo di Rocca Savella pertenecieron un tiempo a los Savelli. En 1222, el papa Honorio III Savelli donó la basílica a la orden dominicana.
Basílica de Santa Sabina
Antes de convertirse en el idílico rincón de los naranjos, pinos mansos y adelfas, el futuro Parco Savello fue empleado como huerto por los frailes dominicanos. Solo en 1932 cobró el aspecto actual gracias al arquitecto del paisaje Raffaele de Vico y fue finalmente abierto al público para que este pudiera disfrutar de una panorámica magnífica. Su terraza-mirador se asoma a uno de los meandros del río Tíber y permite vislumbrar la gloriosa cúpula de la Basílica de San Pedro, además de abrazar toda la ciudad con la mirada.
La Ciudad Eterna vista desde el Parque Savello
La presencia del naranjal va más allá de lo estético: Santo Domingo de Guzmán, el fundador de la orden de los predicadores, trajo de España un naranjo debajo del cual solía predicar y que sigue custodiado en el claustro de Santa Sabina.
El Naranjal del Parque Savello
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