Tau (o Thau) es la última letra del abecedario hebreo (ת), la decimonovena del griego (τ), y corresponde a la letra T del abecedario latino. Este símbolo, con una antiquísima historia que se remonta al Antiguo Testamento, fue elegido durante los primeros años del siglo XIII por San Francisco de Asís, como símbolo de devoción cristiana, redención y salvación.
La historia de la Cruz Tau
De su primera utilización simbólica ya se habla en el Antiguo Testamento, más detalladamente en el Libro de Ezequiel (Ez 9,4). Representa el símbolo que, si marcado en la frente de los pobres de Israel, los podía salvar del exterminio.
“Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella” (Ez 9,1-4).
De este símbolo se habla también en el Nuevo Testamento, en la Apocalipsis de San Juan, en el que es descrito como el sello del Dios vivo, llevado por un ángel que subía del nacimiento del sol (Ap 7,2-3). Siendo la última letra del abecedario hebreo, tenía el mismo significado de la letra griega omega (ω), el fin.
La Cruz de San Antonio
Antes de San Francisco, la cruz Tau aparece en las representaciones de otro ilustre personaje: San Antonio, nacido en torno al año 251 y muerto en el 356, considerado el iniciador del monaquismo. El puño de su bastón, con forma de T, y la letra griega Tau que aparece en su hábito en las ilustraciones que lo retratan, evocan la cruz egipcia, símbolo adoptado por los cristianos alejandrinos, y bien la palabra griega thauma (θαῦμα), prodigio.
Casi un milenio después de su muerte, el símbolo ha sido retomado por San Francisco y consagrado por su orden religiosa: los Franciscanos.
La Cruz Tau de San Francisco de Asís
Conocido como símbolo de devoción cristiana, fue predilecto por Francisco de Asís, y después por sus secuaces, por su intenso significado. San Francisco, de hecho, solía escribirlo en los muros, usarlo como firmas de sus cartas y sobre su cuerpo, para consagrar sus acciones a Dios.
Todo empezó en 1215 cuando, durante la apertura del IV Concilio de Letrán, Papa Inocencio III, comentando el Libro de Ezequiel, se detiene sobre la cruz Tau. Él mismo anima a los Cristianos a que marquen una cruz de Tau en la frente de todos, así que cada uno pueda realizar un auténtico camino de conversión y de acercamiento a Dios. Se dice que entre la multitud pudiese haber estado también Francisco de Asís, junto a algunos frailes de su orden, y que aquel discurso se quedó indeleble en sus ánimos. Desde entonces, Francisco predicó la penitencia y la conversión, marcando con una cruz Tau la frente de todos ellos que se acercaban a él, como signo de salvación y de la victoria de Cristo sobre el mal. Por su semejanza con la cruz, la Tau fue el símbolo que Francisco más amó entre todos, con el que solía firmar sus cartas.
La cruz Tau siempre hizo parte de su vida hasta sus últimos días, cuando los estigmas aparecieron en su carne.
Uso Común y Simbología de la Cruz Tau
Hoy en día, todos los que se reconocen en la espiritualidad franciscana (frailes, monjas, seminaristas, fieles, etc.) llevan una cruz Tau en madera de olivo como signo distintivo.
Usualmente, la Tau está atada a un lazo que lleva tres nudos, símbolos de los tres votos franciscanos: obediencia, pobreza y castidad.
La cruz de Tau permanece un signo concreto de devoción cristiana, que asocia profundamente la vida de los seres humanos a la vida del Cristo en la cruz, como irremplazable medio de salvación.
Variantes de la Cruz Tau
La representación más típica de la Tau es en madera, material muy pobre y dúctil, que guía los fieles hacia un estilo de vida sencillo y en pobreza de espíritu. Así como la madera, también el Cristiano bautizado tiene que dejarse moldear en la vida cotidiana por la Palabra de Dios.
La Tau colgante también puede ser un artículo útil para rezar, como el rosario Tau en madera de olivo.
Entre las otras variantes, está disponible también como colgante de oro amarillo de 18K.
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