Francesco di Pietro di Bernardone nació en la ciudad umbra de Asís en 1181. Hijo de un acomodado comerciante de tejidos, en sus años mozos Francisco amaba pasar su tiempo en compañía de amigos, banqueteando y deleitándose con la cultura de los trovadores franceses. El suyo era un mundo lleno de violencia; él mismo participó en la entre Asís y Perugia, al cabo de la cual fue metido en la prisión, donde transcurrió más de un año. Rescatado por su padre, el futuro santo se enfermó gravemente y es así que comenzó su ascensión hacia su verdadera vocación.
La Cruz de San Damián
Antes de convertirse en eremita, Francisco de Asís tuvo varias experiencias místicas que anticiparon y le prepararon al estilo de vida por el que finalmente se hizo famoso.
El episodio que marcó un antes y un después fue sin duda el que ocurrió en la iglesia de San Damián, situada fuera de Asís. Mientras rezaba delante del crucifijo del altar, Francisco escuchó la llamada: "Ve y repara mi iglesia, que se está cayendo en ruinas."
De vuelta a Asís, Francisco fue denunciado por su padre que le regañaba su desinterés hacia el negocio familiar. Delante del tribunal de la Iglesia, Francisco de Asís se desnudó completamente para abrazar la pobreza, reconociendo en Dios su único padre. Este mismo año, en 1206, dos de sus compatriotas se unieron a él. Este fue el inicio de la comunidad franciscana de los Frailes Menores.
Oración de San Francisco de Asís
San Francisco se conoce en Italia entre otras cosas por haber escrito el primer poema en italiano. Se remonta al año 1225 y se conoce como “Cántico de las Criaturas”, o también “Cántico del Hermano Sol”. Con esta hermosa oración, Francisco rinde homenaje al don divino que es la naturaleza, con la que él vivió en comunión hasta el fin de sus días. Deja que sus palabras inunden tu alma con serenidad y armonía:
Altísimo y omnipotente buen Señor,
tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendición.
A ti solo, Altísimo, te convienen
y ningún hombre es digno de nombrarte.
Alabado seas, mi Señor, en todas tus criaturas,
especialmente en el hermano sol,
por quien nos das el día y nos iluminas.
Y es bello y radiante con gran esplendor,
de ti, Altísimo, lleva significación.
Alabado seas, mi Señor, por la hermana luna y las estrellas,
en el cielo las formaste claras y preciosas y bellas.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento
y por el aire y la nube y el cielo sereno y todo tiempo,
por todos ellos a tus criaturas das sustento.
Alabado seas, mi Señor por la hermana Agua,
la cual es muy humilde, preciosa y casta.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
por el cual iluminas la noche,
y es bello y alegre y vigoroso y fuerte.
Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra,
la cual nos sostiene y gobierna
y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.
Alabado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor,
y sufren enfermedad y tribulación;
bienaventurados los que las sufran en paz,
porque de ti, Altísimo, coronados serán.
Alabado seas, mi Señor, por nuestra hermana muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.
Ay de aquellos que mueran en pecado mortal.
Bienaventurados a los que encontrará en tu santísima voluntad
porque la muerte segunda no les hará mal.
Alaben y bendigan a mi Señor
y denle gracias y sírvanle con gran humildad…
El Patronazgo de San Francisco
El día de san Francisco de Asís cae el 4 de octubre. El santo de Asís es patrono de Italia y de los animales. Por su proverbial veneración por la naturaleza en 1980 fue proclamado santo patrono de la ecología por Juan Pablo II. El Poverello de Asís se retrata muy a menudo acompañado por los animales, casi siempre se trata de un lobo.
La historia de San Francisco y el lobo era muy conocida en la Edad Media. Contaba de un episodio en el que Francisco se enfrentó al lobo que en aquella época aterrorizaba los habitantes de Gubbio. Después de regañar a la fiera, el santo hizo un trato con la misma, prometiendo comida en cambio de las vidas de los paisanos.
Tau Franciscana
Como es bien sabido, San Francisco tenía una devoción especial a Jesucristo, por eso mismo escogió la cruz tau — simbolizando la crucifixión — como símbolo de su fe. Más tarde la tau de San Francisco se convertiría en el distintivo de la orden franciscana. Normalmente la cruz de San Francisco de Asís esta realizada en madera de olivo, a veces incorporada en un rosario de cuerda. La joyeria religiosa moderna la reinterpreta con otros materiales, como plata u oro.
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