Nuestra tradición manufacturera es una de nuestras fuerzas. Tanto la habilidad técnica impecable de nuestros artesanos como su absoluta dedicación nos llena de orgullo y gratitud. Estamos deseosos de compartir contigo este fragmento de nuestra tradición. Descubre aquí cómo nacen las medallas Savelli.
El Diseño
Antes que la medalla está la idea artística: un escultor crea el boceto de lo que posteriormente aparecerá en la medalla. Luego, esta imagen se graba en una base de arcilla. Se vierte la plastilina en dicho molde de arcilla para obtener el negativo de la medalla, a partir del cual, a su vez, se obtiene el molde en bronce.
Figura 1. Molde en plastilina (izquierda) y bronce (derecha). Nota el tamaño original del diseño.
El Cuño
La copia en bronce se coloca dentro de nuestro pantógrafo de 1922. Un pantógrafo es una máquina reductora que gracias a su punta giratoria, llamada touchée, reproduce el diseño tridimensional en una superficie del tamaño final de la medalla. Los tamaños más populares para las medallas religiosas son de 10/12/14/16 mm.
Figura 2. Nuestro pantógrafo del 1922 (derecha). La punta giratoria (centro) reproduce la imagen del molde en bronce (izquierda) en el cuño.
El mencionado proceso se repite tres o cuatro veces y por tanto tarda entre 144 y 192 horas en completarse (unas 48 horas por sesión). Finalmente, el punzón obtenido, o punzón ‘macho’, se perfecciona manualmente y se utiliza para crear su contrario, el punzón ‘hembra’, llamado cuño o troquel, que es el que realmente da vida a las medallas.
Figura 3. Diferentes tamaños del punzón para la misma medalla (izquierda). El punzón sirve para crear el cuño (centro), el cual realmente se utiliza para acuñar las medallas.
La Acuñación
Una vez creado el punzón ‘hembra’, se prepara una hoja de metal de la que se recortarán las medallas ‘vacías’. Estas medallas vacías se posicionan de una en una dentro de la prensa (Figura 4, a la derecha). Si la medalla es de dos caras, el artesano tiene que saber colocarla perfectamente las dos veces.
Figura 4. La acuñación. La hoja de metal (izquierda), utilizada para recortar las medallas vacías (centro), que posteriormente se posicionan de una en una dentro de la prensa (derecha).
Luego de la acuñación aún queda mucho camino por recorrer antes de que la medalla esté lista. Primero, se quita la franja más externa de la medalla, se arreglan los pequeños defectos y los detalles se mejoran con un cincel. Una vez más, este proceso es 100% hecho a mano. La imagen de abajo te ayudará a hacerte una idea.
Figura 5. La medalla acuñada necesita ser retocada.
El Acabado
En esta fase el artesano pule el reborde de la medalla. Cuando es necesario, también afina los detalles del relieve.
El Baño Galvánico
Sucesivamente, la medalla se coloca dentro de una máquina especial donde durante casi dos horas se oxida con la ayuda de unas esferas de piedra pómez. Después, se somete a un baño galvánico que deja una capa muy sutil de metal en la superficie de la medalla con el fin de abrillantar su color. Se utiliza el rodio para resaltar el color blanco y el oro para resaltar el amarillo.
Figura 6. La oxidación (izquierda) y el baño galvánico (derecha).
El Arenado
La superficie de la medalla se somete al chorro de arena y aire comprimido. Esta técnica tiene un efecto abrasivo, lo que le da más definición a los detalles del diseño.
El Barnizado
Una vez esté pulido el reborde, la medalla recibe una capa de barniz transparente que cumple la función protectora. Et voilà: ¡ahora la medalla ya está lista!
Figura 7. Pulimento del reborde (izquierdo) y barnizado (derecha).
Este es nuestro patrimonio cultural, nuestra declaración de calidad y nuestro orgullo. Podemos afirmar sin dudarlo ni un segundo que todo este esfuerzo merece la pena, porque viajando por el mundo la joyería Savelli regala felicidad y refuerza la fe de todo el que la lleve.
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